Hay alarma por la fuga de médicos recibidos en la Universidad de Salta

Mangione dijo que algunos se fueron al exterior y otros están en el sector privado. Aseguran que el sistema público estatal está en crisis y faltan profesionales. 

Las dos primeras camadas de médicos y médicas egresados de la Universidad Nacional de Salta (UNSa) están bajo la lupa de las autoridades sanitarias locales. Desde el Ministerio de Salud realizan un seguimiento de cerca de cada nuevo médico y advierten que son pocos los que realizan sus residencias en hospitales públicos. Mientras, desde la universidad se busca aceitar los caminos.

El ministro de Salud, Federico Mangione, tiene bien afilado el lápiz para las cuentas. Indicó que se recibieron hasta el momento 25. “De esos, 5 entraron en el sistema de residencias, 3 en la parte pública, uno en la privada y otro en Jujuy. Dos se fueron a Alemania, dos más se están por ir al mismo destino, y el resto que se recibió está trabajando en la parte privada, atendiendo en ambulancias. Muchos otros deciden no hacer la residencia y trabajar en la guardia de sanatorios, o en las minas que están en auge”, indicó Mangione.

Alejandra Falú es coordinadora de la carrera de medicina de la UNSa. Según indicó, muchos se recibieron después del llamado a exámenes para las residencias, que es a mediados de año. La médica aseveró, sin embargo, que varios indicaron que rendirán en el llamado a residencias del próximo año.

La situación de Salta, empero, muestra que las primeras camadas de médicos que dio la educación pública mediante la UNSa son parte de una situación que es nacional: la fuga de médicos hacia otros países. Desde principio de año, incluso, medios nacionales advierten que muchos profesionales de la salud deciden irse a Europa, como España o Alemania.

“Tenemos cada vez menos profesionales, muchos colegas migran, mi generación está toda en el exterior”, advirtió hace unos días en una entrevista radial Marcelo Halac, secretario del Colegio Argentino de Cardiólogos Intervencionistas. El especialista aseguró que se van porque “encuentran “mejores condiciones de trabajo” y advirtió que “el sistema se está empobreciendo”.

Mangione también destacó la escasez de médicos por habitantes: “La media nacional es de 4 a 6 médicos por cada 1 mil habitantes, y a nivel provincial es de 4 a 6 médicos por cada 1 mil habitantes, y a nivel provincial es 2,3, pero porque influye capital, en el interior puede llegar a 0,5”, marcó.

El costo

Desde un punto muy crítico Mangione apuntó al costo de formar médicos en comparación a otros países, y advirtió que mientras en Estados Unidos cuesta 430 mil dólares, en Argentina son 100 mil. “¿Qué le conviene a los otros países?, que nosotros los formemos y se los llevan, y eso es lo que está pasando, por eso estamos con falta de médicos”, cuestionó.

Además destacó la formación de los médicos argentinos, “por eso también son apetecibles”, destacó el funcionario de la cartera sanitaria.

En tanto, desde la UNSa aseguraron que esto representa una oportunidad para analizar y reflexionar sobre”la crisis sanitaria” que se atraviesa. “Creo que esta situación nos tiene que hacer replantear a todos, desde la universidad, desde quienes están en el ministerio, de que evidentemente hay una crisis sanitaria donde el profesional de salud no está valorado y remunerado como corresponde”, indicó Falú. La médica aseveró que dicha crisis ya ocupa la agenda de autoridades sanitarias y los decanos de las diferentes universidades del país, por sobre todo de la UBA (Universidad de Buenos Aires).

Consultado, en tanto, Mangione aseguró que se trata de diferentes factores entre los cuales “uno de ellos es el generacional”. En este sentido indicó que en primer lugar cada vez se elige menos estudiar medicina. “La formación de un médico lleva entre 9 y 10 años. No es que te recibís y ya comenzamos a trabajar establemente, tenés que tener una formación completa”, destacó.

Otro punto “generacional” que esgrimió Mangione es la constante formación. “Yo todas las mañanas me levanto a las 6 para leer un artículo académico”, ejemplificó. Además el exgerente del Hospital Materno Infantil advirtió el régimen de guardias que acompaña las residencias. “Es de 24, 48 y 72 horas. Cuando yo hice la residencia tenía guardia cada 24 horas luego cada 48 y luego cada 72. Cuanto más pacientes veas más crecerás, la cantidad de casuística que tenés en el sector público no la tenés en la parte privada”, advirtió.

Consultado por la decisión de egresados de ir hacia el sector privado, el médico aseguró que lo económico no puede ser un punto, porque un residente que recién inicia en el sector público gana $600 mil. “Es un muy buen sueldo que repercute en lo privado. Además te formamos, el problema es que tenés que rendir el examen y algunos no entran, y otros deciden no pasar por ese estrés y se quedan en la parte privada”, indicó.

Sobre la priorización de la capital en desmedro del interior, el médico indicó que se paga un desarraigo, aunque reconoció que no es “una diferencia sustancial”. Por ello, aseveró, se trabaja en fortalecer hospitales del interior y continuar trabajando con la medicina extramuros llevando especialistas al interior, con el que, indicó, se atendieron a más de 20 mil pacientes. Un error que se cometió en otras gestiones, indicó el ministro, fue enviar médicos recién recibidos al interior, lo que redundó en “diagnósticos errados e inexperiencia”.

Trabajo en conjunto

Ante una situación que comienza a dar las mismas señales que a nivel nacional, las autoridades de la cartera sanitaria mantuvieron reuniones con los responsables de la carrera de medicina de la UNSa y el Colegio de Médicos. “Firmamos un convenio para tener el hospital docente. Esto permitirá articular la práctica final obligatoria (PFO) con el primer año de residencia, para que los chicos se enganchen a localidades del interior. Se articula la investigación y la extensión, y después brindar desde la universidad la especialización, para que se haga la residencia y la especialización al mismo tiempo. Generalmente a la especialidad la hacen en la UBA o Santa Fe, por eso también se van”, explicó la coordinadora de la carrera. Falú bregó porque “en estos tiempos de incertidumbre se mejoren los lazos entre las instituciones y se logre mejorar “la inserción de médicos, no solo en capital porque donde más se necesita es en el interior”.

Mangione indicó que el Gobierno provincial analiza dar becas para el año para estudiantes del interior, “pero con la obligación que deban volver al menos dos años a trabajar en su lugar de origen”.

Egresados apuntan al esquema de residencia

Ataulfo Barrios es comerciante, se recibió de médico en la UNSa con más de 50 años. El hombre aseguró que cuando “logre acomodarse” se dedicará a trabajar en el sector público, objetivo que, aseveró, tienen la mayoría de sus compañeros recibidos. “Muchos están en la parte privada trabajando en guardias, transitoriamente, porque no saben qué residencia hacer. La mayoría sí quiere hacer residencia y en la parte pública”, dijo. Sin embargo, admitió que hay cierto “miedo” de trabajar en la parte pública, en referencia a los recursos y las cuestiones burocráticas que, indicó, a veces están por encima de la salud del paciente.

Los médicos de la UNSa que egresaron en septiembre pasado.

“Lo que me pasó a mi en las prácticas es que te llega alguien con un infarto o un ACV (accidente cerebro vascular) y el médico tiene que ver que a esa persona la atiendan en el San Bernardo. Pero si tenía PAMI y un cuadro complejo teníamos que ver qué clínica tenía cama. Y a nosotros nos hacen hincapié en que el tiempo es vida, pero de repente no podés mandar una ambulancia porque tiene PAMI y tenés que mandarlo a una clínica que acepte ese paciente. Es estresante para el médico recién recibido. En cambio, en la parte privada están más ordenados y es más simple”, especificó.

El estrés, los esquemas de residencia y guardia, más el salario, son los tres focos en lo que los médicos que emigran suelen hacer hincapié.

Marcelo Avellaneda es el egresado que se fue a trabajar a Jujuy. Antes de ingresar a estudiar medicina en la UNSa trabajaba de técnico en hemoterapia en el hospital de Ledesma, donde pidió una licencia sin goce de sueldo para poder hacer la residencia. “La estoy haciendo en el sector privado porque no hay la especialidad que elegí en el sector público”, indicó. El flamante médico eligió la especialidad de diagnóstico por imagen.

Según explicó, en la parte pública solo le ofrecen guardias que no podría hacerlas junto a su actual residencia.

Si bien Avellaneda reconoció que se paga incluso más la residencia en el sector público que en el privado, aseguró que no está a la altura del trabajo y la presión que lleva tamaña tarea. “Las residencias son de 44 horas semanales, pero nunca te vas a horario, te quedás dos, tres horas más siempre porque sos el que tapa los huecos porque hay pocos médicos. Se te asignan un montón de responsabilidades que no podés irte hasta terminarla”.

Y agregó: “Por ejemplo, si entra un paciente antes que te vas, te tenés que quedar hasta que quede internado y ver todos los exámenes. A eso hay que sumarle las 6 guardias mensuales que son de 4 de 12 horas y 2 de 24 horas. Por eso el sueldo, aunque sea mejor que en el privado, no es bueno para la carga horaria que tiene”, indicó el médico.

Además, aseveró que esto se traspola a las horas extra de guardia “que como residente son mucho más bajas que la hora extra fijada oficialmente en 9 mil pesos. Mis compañeras decían que no les servía hacer las horas extra de guardia, porque lo que les pagaban era cerca de lo que le tenían que pagar a la niñera y preferían entonces quedarse en casa cuidando los hijos”, contó. Avellaneda señaló que esto lleva a un panorama “agotador” que además durará entre 4 y 5 años.

El médico recordó que la mayoría viene de familia trabajadora y “no aportando en casa desde hace 8 años, por los estudios”. Por ello, indicó, muchos planifican la residencia de otra forma: “Muchos trabajan un año para juntar un capital que les permita afrontar lo que será la residencia”.

En cuanto a las residencias, Barrios ejemplificó que un compañero que está haciendo su residencia de neurocirugía en el hospital San Bernardo tiene una alta carga horaria en guardias. “Y al otro día tiene que ir a trabajar y hacer las actividades de su vida también. En Alemania, además de pagar la residencia, que es uno de los que más paga en el mundo, aparte pagan la guardia y el día después de la guardia no trabajan. Las comparaciones lamentablemente hablan por sí mismas. Aquí las guardias no te las pagan y no hay descanso posguardia”, indicó.

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