El drama de los que buscan alquilar: poca oferta, condiciones imposibles y estafas
Alquilar en la Argentina se convirtió en una quimera. Hace un tiempo circuló un video en Tik Tok que recibió cuatro millones de visitas: todo un síntoma. En él, Enzo Sivila ironizaba sobre los requisitos que piden las inmobiliarias. “Queremos alquilar, no entrar a la NASA”, decía con humor el jujeño, que hizo el video porque su hermana no conseguía vivienda en la capital de su provincia. Pero lejos de provocar risa, el drama que viven miles de argentinos a partir de la sanción de la Ley de Alquileres que rige desde el 1 de julio de 2020 es para llorar.
El problema no se circunscribe a Capital Federal. En todo el país, la baja de oferta de inmuebles para alquilar a tres años, indica la ley, cayó en forma estrepitosa. Según un informe de Mercado Libre en colaboración con la Universidad de San Andrés, apenas el 6% de las publicaciones en la plataforma corresponden a propiedades en alquiler, mientras que el 94% restante son propiedades en venta.
“Hay poquísima oferta y a precios elevadísimos -cuenta Julieta Rocío desde San Juan- Nada baja de 80 mil pesos. Busco una casa en las cercanías de la capital, de dos ambientes y fondo. Hasta hace un mes se podía encontrar algo de 70.000, y ahora me piden 85, 100, 130 mil”. Cuenta que en 2020, cuando comenzó a alquilar en la casa donde vive hasta hoy, pagaba 19 mil pesos. “Hace un par de años no era una locura conseguir algo así, por eso hoy en día hay poquísima oferta. 100.000 pesos hoy es barato para lo que yo busco”. Pero achicar sus pretensiones tampoco tendría mucho sentido, según cuenta. “Si yo me fuese a un monoambiente, me saldría 80.000. No es que pagaría la mitad”.
El problema, cuenta, es que con la nueva ley, “el primer año el alquiler me aumentó un 50% y ahora en el segundo un 70%”. Por eso comenzó a buscar otro inmueble, una empresa ardua que hasta ahora no le arrojó resultados. Para ella, sin embargo, regresar a Buenos Aires no es una opción. “Subiré el presupuesto destinado a alquilar o pediré prestado, no sé, pero en Capital es mucho más caro todavía”.
Bien informada, añade: “La última vez que alquilé con la ley anterior tenía un aumento que más o menos rondaba entre un 13 y un 18% semestral. Entrabas pagando un precio y ya sabías lo que ibas a pagar en seis meses. Con esta nueva ley uno no sabe cuánto le van a aumentar. Se entera el mes que le toca el aumento, porque ese índice el Banco Central lo actualiza mes a mes, y ahora es del 95%. Es una lotería. La realidad es que esta ley no le sirve a nadie, ni a propietarios ni a inquilinos. Si sos inquilino, de un día para el otro no te dan los números. Y el propietario está un año entero con un precio que se devalúa, llega un punto que ni siquiera le genera ganancia”.
Para colmo, señala Julieta, hoy existe una suerte de “gris legal, porque las inmobiliarias no se rigen por la ley, prefieren hacer acuerdos privados entre las partes, donde pueden llegar a pedir valores inalcanzables. Lo que pasa es que mucha gente, entre la ignorancia y la desesperación, dice ‘bueno, acepto ahora y después veo’. Esto lo empecé a notar ahora, en el último mes. Es una locura que uno como inquilino tenga que exigirle a la inmobiliaria que cumpla la ley”.
El doctor Ricardo Botana, que preside la Unión Argentina de Inquilinos, le explicó a Infobae que “la verdad es que con la nueva ley de alquiler se ganaron algunos derechos, algunas herramientas, pero lo cierto es que también -si bien solamente tienen un aumento anual- con el sistema atado a la inflación, lo que produjo es que el ICL, el Indice de Contratos de Locaciones, fuera altísimo. Estamos casi en un 98 % o sea, en una semana va a llegar al 100%. Y eso hace que el inquilino, cuando tiene semejante aumento, tiene que esperar cuatro o cinco meses hasta que se vaya licuando semejante aumento del canon locativo, esperando que vaya subiendo su salario”. En ese sentido, según un informe del gobierno porteño, los alquileres en la ciudad de Buenos Aires se dispararon 370 por ciento en casi tres años.
Sobre la falta de oferta, añade: “Hay varias razones para la baja. Por ejemplo, la ley no discrimina entre los diferentes locadores. No es lo mismo un jubilado que tiene un solo inmueble y eso le ayuda a llegar a fin de mes. Si ve que le exigen que sea monotributista y después emitir una factura para seguir alquilando, retira la propiedad del mercado e intenta venderla. Ese es uno de los casos. Y después hay otra cuestión que también incide, que es el tema de las plataformas de alquileres temporarios en los grandes centros urbanos del país (con Airbnb a la cabeza), porque obviamente ahí los locadores perciben el alquiler en dólares.
Ni hablar de las ciudades turísticas, donde las plataformas han ganado prácticamente todo el mercado. En Bariloche, por ejemplo, no se encuentra un inmueble para alquilar a tres años. Se expulsa de la ciudad al inquilino local”.
Según el informe de Mercado Libre, la oferta de alquileres publicados en dólares en esa plataforma durante el primer trimestre de 2023 superó el 50% del total en el AMBA. El año anterior, el porcentaje era del 32%. La mayor parte de las propiedades para alquilar en dólares son casas (77%), mientras que los departamentos alcanzan al 34%. Esta restricción de la oferta hizo que los precios aumenten hasta un 144% en comparación con 2022.
Otro factor que incide en la dificultad para alquilar son los requisitos que piden las inmobiliarias. En San Juan, cuenta Julieta, “son los de siempre: recibo de sueldo y dos garantes que no sean jubilados, un mes de depósito en dos o tres veces -la única comodidad que te dan-, más pagar las firmas de la escribanía y todo eso…”. Aunque para aceptar la garantía, el recibo de sueldo, tanto del inquilino y de los garantes, “debe duplicar o triplicar el canon locativo. En este caso, si el alquiler es de 100 mil pesos, tanto mi recibo de sueldo como el de los garantes debería ser de 300 mil pesos”.
El mismo problema tiene Constanza en Capital Federal. “Para alquilar un departamento chiquito de 80 mil pesos me pidieron que demostrara ingresos por 300 mil. Obvio que mi salario no llega a ese monto. Me dijeron que podía sumar ingresos de algún conocido, que presente un recibo de sueldo más…”. Además, cuenta, “hoy me escribió una inmobiliaria que si o si necesitaba pagar un seguro de caución para ingresar, les dije que tenía garantía propietaria de mi familia. Y me dijeron que no, que solo trabajaban con seguro de caución. No me sirve, estaría pagando de más porque se le ocurre a la inmobiliaria. Es otro curro que tienen…”
Al respecto, Botana cuenta que “el seguro de caución lo brindan empresas que prestan la garantía y responden hasta finalizar el contrato con algunos límites, claro. Y obviamente le van a cobrar el servicio al inquilino. Es muy común hoy en día y no es barato tampoco, pero es una solución para la persona que no tiene un garante para ofrecer. Antes, los locadores eran reticentes a aceptarlo, pero ahora estas empresas que prestan las garantías trabajan incluso con las inmobiliarias, ellas mismas lo ofrecen”.