La población civil rusa, víctima del éxodo de emblemáticas empresas corporativas

Desde Mac Donald´s y Coca Cola, pasando por Discovery y Netflix, el castigo a Vladimir Putin de parte de la OTAN y sus aliados apunta más al cuidadano común que al Estado invasor. El especialista Ignacio Hutin plantea el riesgo de que el objetivo final sea hacer caer el Gobierno.

Tal vez, como se dice ad infinitum, cuando estalla un conflicto bélico en cualquier lugar del globo terráqueo, la primera víctima de una guerra no sea la verdad; sino la población civil. Que sin haber decidido iniciar ninguna ofensiva militar recibe de manera inmediata las consecuencias de lo que se resuelve en los niveles más altos del Estado.

Desde que Rusia atacó Ucrania y más allá de la miríada de argumentos de uno y otro lado, Occidente estableció una serie de sanciones al país que conduce Vladimir Putin que impactan directamente en la vida cotidiana de los rusos y rusas, piensen lo que piensen sobre el conflicto. Uno de los casos más emblemáticos y recientes es el de Coca Cola, la bebida-símbolo por antonomasia de Estados Unidos: la empresa suspendió sus operaciones como represalia a la invasión.

Esto es sin duda novedoso y quizás tenga que ver con el hecho de que hace muchos años que un país, llamémosle para facilitar las cosas occidental, no ataca a un país, llamémosle para facilitar las cosas, occidental. No hay tantas naciones en las que se puedan abandonar así las operaciones como lo están haciendo Mc Donald´s y Coca-Cola, porque cuando Irak invadió Kuwait eso no pasó porque no podía pasar”, dijo a Télam Ignacio Hutin, periodista especializado en el conflicto ruso-ucraniano con varios libros dedicados al tema.

Pero hay algo que no entiende. “Una cosa es sancionar al Estado ruso, las financias rusas, la economía rusa (más importante me parece sancionar a individuos, a Putin, a cualquier ministro), sin embargo no comprendo las sanciones a deportistas. ¿Qué tiene que ver? Porque, tradicionalmente, la FIFA o el Comité Olímpico Internacional sancionan a las asociaciones o los comités que tienen intervención del gobierno”, afirma Hutin.

“Pero ahora que no hay ninguna relación entre la asociación de fútbol y el gobierno, quieren sancionar al gobierno y sancionan a la asociación de fúltbol, no entiendo. Porque si por la decisión de un gobierno perseguís a un equipo de fútbol me cuesta mucho no interpretarlo como racismo. Porque el gobierno de Rusia no te gusta, tenés que castigar todo lo que sea ruso, a los inmigrantes rusos, los restaurante rusos, las iglesias rusas. Como si el punto final esta cuestión no sea que Rusia deje de atacar a Ucrania, sino que caiga el gobierno. Pero son cosas distintas”, concluye el periodista.

Todas las sanciones, todas

Coca Cola no fue ni la única ni la última empresa en anunciar su salida de Rusia. La cervecera neerlandesa Heineken, la compañía de televisión Discovery y Universal Music Groupse unieron al éxodo corporativo iniciado por centenares de compañías transnacionales que resolvieron suspender operaciones en tierra rusa.

Heineken informó que detendrá la producción, publicidad y venta de la marca de cerveza, en apoyo al pueblo ucraniano y tras calificar la guerra como “un ataque no provocado y completamente injustificado”, informó la agencia de noticias AFP. “Tomaremos medidas inmediatas para separar nuestro negocio ruso del negocio más amplio de Heineken para detener el flujo de dinero, regalías y dividendos fuera de Rusia”, dijo la empresa cervecera, que anteriormente había bloqueado todas las nuevas inversiones y exportaciones al país presidido por Putin.

Discovery, por su parte, dijo en un breve comunicado que decidió “suspender la transmisión de sus canales y servicios en Rusia”, de manera indefinida y a partir de este miércoles. Universal Music Group informó anoche que suspenderá todas sus operaciones y cerrará sus oficinas en Rusia, con efecto inmediato.

Este miércoles, temprano, Imperial Brands se convirtió en el primero de los llamados cuatro grandes productores de tabaco en detener todas las operaciones en Rusia, lo que incluye interrumpir la producción en su fábrica en Volgogrado y el cese de todas las actividades de ventas y marketing en el país.

Así estas empresas se suman a las cerca de 300 compañías transnacionales -entre ellas las estadounidenses McDonald’s, Starbucks y Coca-Cola- que suspendieron sus operaciones como represalia por la invasión.

Asimismo, la fábrica de refrescos y alimentos Pepsico dijo que interrumpía la venta de bebidas así como todas sus inversiones en Rusia, pero mantendría la comercialización de alimentos, especialmente lácteos. Desde hace varios días McDonald’s, Coca Cola y Pepsico eran objeto de una campaña de boicot en las redes sociales por no suspender sus operaciones en Rusia.

Otras grandes cadenas estadounidenses, como Yum! Brands, KFC (ambas de comida rápida) y Pizza Hut anunciaron esta semana la suspensión de sus operaciones en Rusia y se comprometieron a entregar las utilidades de sus negocios en ese país a iniciativas humanitarias.

La gigante de tecnología informática IBM informó también que interrumpía sus actividades en Rusia. En total, más de 280 grandes empresas con presencia importante ya anunciaron la suspensión de sus operaciones, según un inventario elaborado por la Universidad de Yale, mientras una treintena de multinacionales seguía trabajando. Por último, Disney y Paranount no estrenarán películas mientras que Apple canceló ventas y la descarga de aplicaciones.

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