River mostró un fútbol de alto vuelo frente a Independiente y sigue imparable en la Liga
Hay fiesta en el Monumental. Cantan los hinchas por Boca, ese rival que asoma en un par de fechas en esta cancha. También gritan alocadamente por lo mucho que les devuelve el equipo de Martín Demichelis, que al vencer 2-0 a Independiente se mantiene solitario en la punta y además se metió en la historia grande: por primera vez alcanza 8 victorias consecutivas con la valla invicta jugando por torneos locales, superando por uno a los registros de 1921 y de 1929.
Sucedió en la cancha lo que se especuló en la semana: Independiente se reconoció inferior a River y jugó a no perder. Ricardo Zielinski trabajó durante la semana con una línea de 5 defensores y así se plantó en el Monumental. Intentó algo interesante el Ruso que suele observarse en Europa: Independiente fue uno para defender y otro para atacar. Lo que ocurrió es que casi nunca estuvo en posición ofensiva.
A la línea de 5 defensores, Zielisnki le sumó 2 volantes tapones (Iván Marcone y Agustín Mulet), más Mauricio Cuero como volante por derecha y Matías Giménez haciéndole sombra a Enzo Pérez. Así, el Rojo fue un 5-3-1-1 para defender, con Martín Cauteruccio como única referencia. Cuando se pudo desplegar, el elenco de Avellaneda buscó ser profundo con un 5-2-3, ya con Cuero y Giménez como extremos. Lo que sucedió, se insiste, es que casi nunca estuvo en posición dominante.
Esta vez, Martín Demichelis optó por el River de los mediocampistas (4-3-2-1 el sistema) y sintió la falta de una compañía Lucas Beltrán. Manejó la pelota el local porque Independiente no se la disputó, aunque le costó pesar en el área rival. Tenía dos alternativas para herir: rematar desde afuera o realizar ataques masivos con la incorporación de los volantes. Pero ocurrió que a los mediocampistas les costó meterse en el área, por eso el camino fueron los remates desde media distancia. Así llegó el gol, con un derechazo furioso de Barco a la salida de un córner.
La ventaja de River no le alteró los planes a Zielinski, que ni siquiera modificó su defensivo esquema con el cambio que debió hacer por lesión del lateral Luciano Gómez. El Ruso puso a Baltasar Barcia como lateral izquierdo y corrió de posiciones a Damián Pérez y a Cristian Báez.
Algo hizo bien el Rojo, igual: provocó que River no juegue cómodo. Acumuló situaciones el local por el simple hecho de ir y de manejar casi todo el tiempo la pelota (70 por ciento de tenencia en esa primera parte). La más clara fue una que Nacho Fernández no pudo definir luego de un centro de Enzo Díaz. Las demás fueron desde disparos de afuera.
¿Cómo jugó River? Por delante y a los costados de Enzo Pérez se pararon De la Cruz y Aliendro, y unos metros más allá Nacho y Barco, armando un cuadrado. No hubo fluidez en los pases y por eso el local no llegó a brillar como en duelos pasados.
Metió algunos cambios Zielinski para el complemento y no tuvieron efecto. Incluso en algunos pasajes se plantó 4-4-2, con Barcia y Cuero como volantes. Pero lejos de mejorar, el Rojo se mostró más dubitativo y provocó una mejor versión de River. Rodrigo Rey evidenció por qué es uno de los mejores arqueros del torneo y se revolcó por todos lados para evitar una goleada abultada. Le tapó una difícil a Aliendro -que estrelló el rebote en el travesaño-, un mano a mano a Nacho y otro al propio Aliendro.
Estaba muy corto el resultado. River no podía. A Independiente el arco de Armani le resultó una cosa lejana, mucho más después de la expulsión por doble amonestación de Damián Pérez. Y Demichelis entendió que tenía que meter más delanteros para doblegar al rival.
Y tiene recambios River. En este pasaje del año, el plantel es larguísimo, algo que no le sucede ni a San Lorenzo, ni a Boca ni a Racing, por citar a tres competidores. Un dato: no entró Pablo Solari, que venía de marcarle a Newell’s y a Sporting Cristal. Fueron Salomón Rondón y Miguel Borja los que saltaron a la cancha y el colombiano anotó el segundo después de llevarse puesto a pura potencia a Barreto. Ahí sí River decoró el resultado: un 2-0 implacable.