El renunciamiento de Cristina Kirchner impacta en los gobernadores y toma más fuerza el desdoblamiento electoral
La decisión de la Vicepresidenta de no ser candidata en el 2023 generó un agujero en el peronismo y sembró mayor incertidumbre. La prioridad de los mandatarios es conservar el poder en el territorio.
La decisión de Cristina Kirchner de no ser candidata en las elecciones del año que viene sacudió con fuerza al peronismo, en medio de un clima electoral avanzado y una incertidumbre política creciente por la falta de conducción uniforme del gobierno nacional.
Si CFK no es candidata a presidenta, el agujero en el medio del oficialismo es más grande. No hay un punto de referencia claro para que la dirigencia se encolumne. En ese contexto, los gobernadores del PJ tienen decidido cerrar con llave las puertas de las provincias que gobiernan.
“La preocupación central es cómo se ordena y cómo se gana la provincia, después se verá lo que pasa a nivel nacional”, aseguraron cerca de uno de los gobernadores del norte grande. El concepto es completamente realista. Lo que a los mandatarios les importa es lograr ganar su elección local.
Una frase aún más contundente lanzó un importante dirigente peronista: “La motivación de los gobernadores está en sostener el sistema de poder de ellos”. Una realidad de la que nadie debería sorprenderse ni horrorizarse dentro de la política nacional.
El último martes Cristina Kirchner rompió el molde, como lo ha hecho en otras oportunidades, y obligó a la dirigencia política a acomodarse a su juego. Dejó en claro que no será candidata a presidenta ni a senadora, y limpió el camino para que arriesgue aquel que tenga vocación de jugar en los próximos comicios.
En la mayoría de las provincias la mirada política es bien conservadora. Ningún gobernador arriesga su capital político local por acompañar una aventura nacional. Primero el territorio, después la nación. La cuenta es sencilla y clara. También es incuestionable.
Por estos días los mandatarios peronistas especulan con la situación nacional. Los que aún no decidieron desdoblar la elección, están alargando la decisión, amparados en la idea de que si existe un descenso de la inflación, el contexto nacional será contenedor para enfrentar la elección local.
“Los oficialismos provinciales ya no ganan tan fácil. Está todo muy justo. Por eso lo mejor es jugar adentro con lo que haya para mostrar de lo propio”, sostuvo un legislador del interior, mano derecha de uno de los gobernadores con más respaldo popular en las urnas.
Ese margen de acción, cada vez más chico, es lo que aumenta la especulación y estira la indefinición sobre el calendario electoral en el interior del país. En esta instancia del proceso electoral se pone en juego la estrategia y el tacto de los líderes provinciales.
Los gobernadores advierten que la decisión de la Vicepresidenta dejó un vacío grande en el peronismo y que no hay nombres propios que lo puedan ocupar rápidamente. El nombre de más consenso que hay en el oficialismo es el del ministro de Economía, Sergio Massa.
Figura política relevante en la estructura del Frente de Todos, en el peronismo consideran que su suerte está atada a la reducción de la inflación. Si logra un descenso de los precios en el primer cuatrimestre del 2023, el propio sistema de decisiones peronista lo terminará empujando a una candidatura.
Desde que pisó el Palacio de Hacienda, Massa se alejó de cualquier especulación sobre su futuro. Tiene en claro el lugar que ocupa y cuál es su proyección, pero no levantará el perfil en un tema electoral. No es el momento. Solo sumaría más confusión al desorden interno que tiene, desde hace tiempo, la coalición de gobierno.
Entre los gobernadores creen que Alberto Fernández no está en condiciones de reelegir y que el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, es una incógnita porque, al día de hoy, tiene un grado de desconocimiento muy alto. En el horizonte no aparecen demasiadas opciones.
“Cristina armó una jugada genial. Ahora hay que mezclar y dar de vuelta. Sin ella, hace falta un candidato que tenga ligaduras internacionales y otro que sea federal”, reflexionó un senador nacional que tiene una relación de extrema confianza con un gobernador cercano a la Casa Rosada.
Entre los gobernadores está instalada la idea de que en la actualidad existe un escenario económico más estable que genera, pese a las divisiones internas, mayor estabilidad política en el gobierno nacional. Sin embargo, el proyecto político del peronismo no tiene un conductor que seduzca a los mandatarios y los incite a renovar el armado político. Una de cal y otra de arena.
La idea que tienen la mayoría de los gobernadores es que sus elecciones sean lo más locales posibles. Es decir, que no queden afectadas por la situación nacional y que los ciudadanos la midan en términos de obras públicas, políticas educativas, seguridad y urbanismo.
En un segundo orden quedó la posibilidad de impulsar un candidato propio de la liga de gobernadores. No hay un nombre capaz de convencer a la mayoría ni que tenga volumen político necesario para el desafío.
Pero en el peronismo del interior tienen en claro que aún falta mucho tiempo y que, si la candidatura no tiene dueño, cualquiera puede asomar la cabeza para competir y transformarse en una opción válida en la antesala de los comicios.
El nombre que sigue girando por las provincias es el de gobernador de San Juan, Sergio Uñac, que desde el 2019 a esta parte fue construyendo su placa de presidenciable. Sin embargo, nunca terminó de dar el salto para mostrarse como una opción real.
También aparecen en esa hilera de nombres tentativos el de los gobernadores Jorge Capitanich (Chaco) y Gerardo Zamora (Santiago del Estero), pero ninguno de los dos parece tener el respaldo político necesario para convertirse en el candidato de uno de los sectores más importantes e influyentes del peronismo, como es el que aglutina a los gobernadores del PJ.
El renunciamiento de Cristina Kirchner fortaleció la idea de la gran mayoría de los gobernadores de desdoblar las elecciones provinciales de la nacional. Desde lo político, el argumento que faltaba para considerar que el adelanto era la mejor opción, fue la decisión de la Vicepresidenta.
En cambio, el interrogante sigue estando puesto en lo económico. Todos los mandatarios peronistas ven una reactivación del empleo y el crecimiento de las exportaciones, que les reduce el pesimismo que tenían hasta hace algunos meses. El condicionamiento principal continúa siendo el aumento de precios y el impacto que eso genera sobre el salario real.
En este momento del año no hay medida, plan social, revisión paritaria o aumento por decreto que alcance. En lo que va del 2022 hubo un 76,6% de inflación. Aún queda el impacto de los últimos dos meses y la barrera del 100% aparece cada vez más cerca.
La idea que algunos gobernadores empiezan a manejar indica que primero hay que ganar la provincia, para después colaborar con la nación. Si no hay triunfos provinciales, menos habrá un triunfo nacional. Un dominó. Las especulaciones y las proyecciones se multiplicaron en las últimas horas. El peronismo ya empezó un nuevo proceso de reorganización.