Rosario narco: las medidas del Gobierno contuvieron el enojo de Perotti y Javkin, pero hay cautela por su aplicación en el territorio

El anuncio de Alberto Fernández para combatir el narcotráfico en Rosario fue bien recibido en el gobierno de Santa Fe y la ciudad principal de la provincia. Es lo que ambos gobiernos estaban buscando desde hace tiempo, pero que lo lograron con dos hechos puntuales que se hicieron públicos: la amenaza a Lionel Messi y al supermercado de su suegro y la reacción de la familia de Máximo Gerez, el nene asesinado en el comienzo de la semana, que prendió fuego dos búnker donde se vendía droga.

Esas imágenes, donde prevalecía el descontrol y la anarquía, generaron estupor en la Casa Rosada y también en los gobiernos de Omar Perotti y Pablo Javkin, que desde que comenzó la gestión del Frente de Todos pisaron Balcarce 50, en reiteradas oportunidades, para reclamar más presencia del estado nacional, más instrumentos judiciales y más fuerzas federales para frenar la escalada de violencia.

Este martes el Presidente decidió enviar 400 gendarmes para completar un total de 1400 en la zona donde el narcotráfico está avanzando. Además, envió a ingenieros del Ejército Argentino para participar en la urbanización de barrios populares y anunció que sumará 600 cámaras de vigilancia con reconocimiento facial. Medidas que se suman al convenio de colaboración con el RENAPER para validar identidades a través de un sistema de identificación.

Después de que se acrecentó la ola de homicidios en las últimas semanas, este miércoles desembarcará un funcionario nacional de primera línea en el territorio. Será el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, que hace pocos días dijo que “los narcos han ganado”, lo que generó el enojo de Perotti y Javkin, incrédulos frente a la declaración. Esa presencia retrata la complejidad del problema y el cambio de actitud del Gobierno, que le dio al tema un lugar preponderante.

Hay un canal de diálogo entre Javkin y Fernández que se mantiene en el tiempo sin demasiadas interferencias. No así entre el ministro de Seguridad y el gobernador de Santa Fe, que ya han tenido varias discusiones que tensaron el vínculo político y que siempre giraron alrededor del conflicto narco en la provincia. La falta de soluciones viables ha generado resquemores y acusaciones cruzadas por lo bajo. Este miércoles darán juntos el puntapié inicial de la nueva etapa en la lucha contra el narcotráfico.

En estos últimos días, y en especial en las últimas horas, el triangulo interactivo lo conforman el jefe de Gabinete, Agustín Rossi, Javkin y Perotti. Los tres están en contacto permanente y actualizados sobre el accionar del gobierno nacional, y el cambio de circunstancias en suelo santafesino. La gravedad de los hechos que tuvieron lugar en Rosario empujaron a Rossi y Perotti a dejar de lado sus rencillas políticas de la provincia. Hasta hace un mes no se hablaban. Ahora la relación está mejor porque hay un fin común en el que están de acuerdo. Fueron pragmáticos. Santa Fe está por encima de ellos y lo entendieron.

Distinta es la relación entre Alberto Fernández y Omar Perotti. Tirante, con idas y vueltas, y con un desgaste que no solo está vinculado a la falta de medidas contra el narcotráfico a lo largo del tiempo. También a las diferencias en el vínculo con el campo y el fallido avance sobre la empresa Vicentin, que son dos ejemplos concretos de como la afinidad fue enfriándose.

En Santa Fe celebraron la integralidad de las medidas y que el anuncio no haya sido solo mandar más gendarmes. El problema es tan profundo y está tan instalado que ya no alcanza con enviar más fuerzas de seguridad. “Pasamos de ser una provincia abandonada a que tomen un poco de dimensión de lo que estaba pasando”, resumió un funcionario cercano al Gobernador.

Este miércoles llegarán 400 gendarmes a Rosario y en total habrá 1400 efectivos trabajando en la zona del conflicto narco.

En el gobierno santafesino advierten que la Casa Rosada tomó dimensión de los hechos de las últimas horas y que se dieron cuenta que la reacción que tuvieron ayer los vecinos, al quemar dos casas de narcos, podía propagarse rápidamente, generando un descontrol en las calles del sur de Rosario. Entonces, actuaron en consecuencia y con celeridad para poner en evidencia la presencia del estado nacional en el lugar del conflicto.

En la provincia creen que la batería de medidas “va a ayudar” en este momento de crisis, “pero no va a ser la solución”. La clave, entienden, estará en que las medidas “se mantengan en el tiempo” porque sino “los narcos se guardan dos o tres meses, esperan que se calme la situación y vuelven”. Las medidas y la relación entre la Casa Rosada y el gobierno provincial están plagadas de suspicacias y de desconfianza por el cumplimento efectivo de los anuncios.

El gobierno de Perotti quiere que el paquete de medidas vaya de la mano del nombramiento de más fiscales y jueces que puedan avanzar con las investigaciones abiertas. Se hizo un relevamiento que arrojó que existen 36 cargos de jueces y 11 de fiscales que investigan y juzgan el narcotráfico que están vacantes y en condiciones de cubrirse de manera inmediata. Es la próxima ficha que se debe mover.

Uno de los temas que más preocupa es el control en las cárceles donde están alojados los principales narcos de Rosario. Especialmente los líderes de Los Monos, la banda narco que ha logrado sembrar el terror en la ciudad a lo largo de los últimos 20 años. “Guille Cantero”, el jefe de la banda, está en Marcos Paz y fue allanado el viernes pasado, pero la justicia santafecina tiene comprobado que sigue operando desde adentro de la cárcel. Un problema que hasta ahora no ha tenido solución.

Tanto en el gobierno de santafesino como en el rosarino saben que una parte importante del problema está ahí porque los narcos siguen manejando los negocios detrás de las rejas. “Plantearon el tema de las cárceles y eso es positivo. Porque había una negación con eso. Hay que recomponer la inteligencia criminal penitenciaria”, expresaron cerca del intendente Rosario.

En ambas gestiones advierten que faltan medidas concretas apuntadas al sistema penitenciario y el control sobre los presos. “Que el ‘Guille’ Cantero tenga o no un celular en su celda pasa por una decisión política”, indicaron cerca de Perotti. Aseguran que avanzar sobre los controles en las cárceles es determinante para cortar de raíz el circuito de la violencia y los negocios narcos.

Alberto Fernández no hizo anuncios concretos en materia carcelaria. Solo contó que se extremará la custodia contra los presos que han sido condenados y que buscan seguir teniendo el dominio del negocio narco. En Rosario valoran las medidas, consideran que los temas centrales fueron esbozados, pero que les falta profundidad. Esperan ver resultados en los barrios. Para eso aún falta. Paso a paso. Quieren ver el impacto de las medidas.

En Balcarce 50 señalan que “mientras más presencial del Estado haya en el territorio, menos lugar tienen los narcos para avanzar”, por lo que sostienen que la multiplicidad de medidas que se tomaron para enfrentar el problema. Creen que, en gran medida, la integralidad de las medidas son determinantes para asfixiar el negocio, contener la violencia y desbaratar las principales bandas.

Tanto en Rosario como en Santa Fe lo que destacan es que el problema, finalmente y después de mucho tiempo, ganó un lugar central en la agenda del Presidente. “El tema está en un lugar de la agenda en el que nunca estuvo y eso es importante”, indicaron en el gobierno provincial. Ahora lo que esperan son resultados en base a las medidas, y que haya un mayor entendimiento entre el gobierno nacional y el santafesino para enfrentar el enorme problema que aqueja a Rosario.

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