Por qué la suba de carne: las claves de un salto que golpea al bolsillo

Luego de un 2022 con precios retrasados, en las últimas semanas se registró un fuerte incremento del valor de la hacienda que repercutió en los mostradores de las carnicerías.

En el inicio de un año donde los analistas económicos proyectan un nuevo período de elevada inflación, por estas horas las miradas están puestas en el comportamiento del precio de la hacienda y su impacto en las carnicerías. Mientras tanto, el Gobierno prepara medidas para enfrentar la situación, y desde algunos sectores de la cadena de ganados y carnes advierten que las subas de precios van a continuar, luego de un 2022 de fuerte estancamiento de los valores.

Tanto la hacienda como la carne al consumidor registran subas importantes en las últimas semanas. El sector de la producción expresa su preocupación por los efectos negativos en la actividad de la sequía, a lo que suman políticas oficiales que no permiten el incremento de la oferta de la mano de un salto en los niveles productivos, los cuales siguen estancados desde hace tiempo en torno a los 3 millones de toneladas anuales.

La mala de la película

En la parte final del año pasado, Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), una de las entidades que integra la denominada Mesa de Enlace, señaló en un documento que “la carne es noticia cuando sube o cuando aumenta por encima de otros alimentos, pero también está bueno que la sociedad tome conciencia que esto no siempre es así. No es una constante. Así como se resalta una vez más que la carne no es la mala de la película, también es imperioso destacar que la actividad ganadera necesita de estímulos económicos para poder producir”.

En aquel momento, lo que estaba planteando la dirigencia de CRA fue que en un contexto económico complejo, el precio de la carne quedó por debajo de la inflación anual y el precio que recibió el productor se encontraba visiblemente atrasado desde abril del 2022. Ese retraso llegó como consecuencia de un mercado interno deprimido por los flacos bolsillos de los consumidores, un mercado mundial con precios en retroceso, un tipo de cambio depreciado y las malas políticas ganaderas que afectaron el normal funcionamiento del negocio. Bajo este escenario y con un ritmo inflacionario cercano al 100% anual, la carne vacuna aumentó alrededor de un 42% entre diciembre de 2022 y el mismo mes del 2021.

“En este contexto inflacionario y a pesar del estancamiento de su precio, el consumo de carne sigue cayendo. El problema era y es la pérdida del poder adquisitivo de nuestra moneda. Y una vez más, resaltar que el productor no es formador de precio”, dijeron los integrantes de CRA en aquel momento. También especificaron que la cadena de ganados y carnes atraviesa un momento de merma en los precios internacionales y la fuerte sequía que azota a diferentes regiones del país.

El cambio, en el inicio de 2023

De la mano de diferentes factores, los primeros pasos del 2023 son en un escenario de subas del precio de la hacienda en el Mercado Agroganadero de Cañuelas, que repercuten en los valores en los mostradores de las carnicerías. Para la Comisión de Carnes de la Sociedad Rural Argentina, se trata de una “una normalización y adecuación de los valores retrasados del año pasado”.

Un relevamiento del Instituto de Estudios Económicos (IEE) de la Rural reflejó que “las estadísticas oficiales muestran que durante todo 2022 la hacienda en pie con destino al mercado local (Novillito +390kg), sólo subió un 30% y la carne al consumidor hizo lo propio en un 46%, mientras que el Índice General de los Precios (IPC-INDEC) expresa que la inflación de toda la economía fue de casi 100%”.

En lo que va del año la hacienda subió entre un 35 y 40%, cuando en los mostradores de las carnicerías los incrementos se ubicaron en torno al 30%. El valor promedio de las categorías de consumo como el novillo en pie pasó de $309 el kilo en la primera operatoria de enero a $418 el viernes pasado, lo que implicó una suba del 35%, mientras que en novillitos el salto fue de $312 a $433 el kilo vivo, un 38% de aumento. Todo esto se debe a que las precipitaciones de las últimas semanas frenó la venta anticipada de hacienda por parte de los productores en medio de la sequía, a lo que sumó la mayor demanda de carne por el período de vacaciones y a una mayor presencia de China en las compras a nuestro país, entre otros motivos.

Más medidas y ¿más subas?

En este contexto de subas que está registrando el precio de la carne, el Gobierno prepara una serie de medidas para hacer frente a la problemática. Una de las medidas será un descuento del 10% para la compra de carne con tarjeta de débito. También el Gobierno, pese al reclamo de las entidades del campo para que se elimine, mantendrá la prohibición para exportar los siete cortes populares de mayor consumo en el mercado interno que rige hasta el 31 de diciembre del presente año, como el asado de tira, vacío, matambre, falda, tapa de asado, nalga, y paleta.

Por otro lado, se avanzará con la judicialización de los casos que se detectaron de evasión impositiva mediante la subfacturación de ventas al exterior. “Tenemos que desnudar a los que le hacen trampa al Estado. Porque como en todas las actividades, aparece la sobrefacturación o la subfacturación como un elemento distorsivo de los precios del mercado interno”, dijo el ministro de Economía, Sergio Massa, el pasado viernes al lanzar la nueva etapa del programa Precios Justos.

A todo esto, el presidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (CAMYA), Leonardo Rafael dijo que a la carne “todavía le falta actualizar los valores, pero como la suba fue repentina vamos esperando un poco para que no se caigan las ventas y aguantamos la suba con rentabilidad. La carne estuvo muy barata durante 2022. Hubo un retraso de hasta el 70%. En las últimas semanas hubo aumentos del 30% y aún restan entre un 15% y un 20% más de subas en los precios”.

Además, el vicepresidente de la mencionada entidad, Sergio Pedace, sostuvo que el kilo en la media res pasó de valer entre $ 650 y $700 a $900 y $950 por kilo y que ese incremento se traduce en un salto de los precios en las carnicerías de entre $400 a $600 por kilo. Según explicó Pedace, los incrementos en la media res ya fueron pasados casi en su totalidad al carnicero, pero éste último “va haciendo los aumentos de a poco, porque en la calle no hay plata. Hoy debería cobrar el kilo de milanesas a $1.800 el kilo y lo está haciendo a $1.600. Todavía falta un aumento de entre $100 y $200 por kilo al consumidor”.

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