Qué son los “documentos clasificados” como los que se encontraron en la casa de Joe Biden
Los sueños presidenciales de Hillary Rodham Clinton se vieron frustrados porque usó un servidor de email privado para transmitir información clasificada.
Donald Trump corre el riesgo de enfrentar una causa penal por rehusarse a devolver documentos ultrasecretos tras dejar la Casa Blanca.
Y ahora, el hallazgo de documentos clasificados en su casa podría causarle un verdadero dolor de cabeza político al presidente Joe Biden.
Se trata de tres situaciones bien distintas, pero en conjunto demuestran hasta qué punto el manejo de documentos oficiales ha sido objeto recurrente de controversias en los máximos niveles de la política norteamericana.
Para algunos, es una advertencia sobre la torpeza y la desmesura que rodea el manejo de secretos del Estado. Para otros, es un recordatorio de que el sistema de manejo y protección de información clasificada que construyó el gobierno federal es difícil, por no decir inmanejable.
“Los errores ocurren, y a veces es fácil manotear una pila de documentos al salir de la oficina, sin advertir que entre esos papeles hay algunos que son clasificados”, dice Mark Zaid, abogado especializado en asuntos de seguridad nacional. “Lo que pasa es que por lo general no nos enteramos.”
Pero ahora los norteamericanos se están enterando, y todo el tiempo. En los programas políticos de la televisión se habla profusamente sobre qué papeles fueron a parar a qué caja de qué armario, y los votantes reciben clases de jerga de inteligencia y evaluación de daños.
El servidor de correo electrónico fue la historia dominante de la campaña de Hillary Clinton, y la investigación penal contra Trump oscurece sus esperanzas de volver a la Casa Blanca. Los republicanos que recientemente tomaron el control de la Cámara Baja ahora planean hacer un escrutinio del manejo de Biden de los documentos de gobierno, especialmente después de que una segunda tanda de material clasificado fuese encontrado en su hogar de Wilmington, Delaware. El jueves, Biden salió a aclarar que un documentos estaba en su biblioteca personal, y otros guardados en su garaje.
“El pueblo norteamericano es muy consciente de los problemas relacionados con el manejo de documentos clasificados, en parte porque hace casi ocho años que estamos hablando del tema”, dice Alex Conant, consultor político republicano.
Conant se refiere al momento en que una comisión republicana de la Cámara Baja que estaba investigando el atentado al consulado de Estados Unidos en Bengasi, Libia, descubrió que Hillary Clinton había utilizado una cuenta de correo electrónico privada mientras se desempeñaba como secretaria de Estado. La revelación dio inicio a una investigación federal que no resultó en una acusación formal, pero se determinó que 110 de los 30.000 correos electrónicos que fueron entregados al gobierno contenían información clasificada.
Trump, que fustigó incansablemente a Clinton por su manejo de los correos electrónicos, ganó las elecciones y rápidamente demostró un total descuido con los secretos de Estado. El ejemplo más memorable es cuando habló sobre información confidencial de inteligencia con el embajador ruso en Estados Unidos, poniendo en riesgo a una fuente que había ayudado a frustrar planes terroristas.
Tras cuestionar la validez de los resultados de su derrota electoral, Trump abandonó desordenadamente la Casa Blanca y se llevó cajas de documentos de gobierno a Mar-a-Lago, su residencia y club privado en Florida. Algunos de esos papeles luego fueron devueltos a los Archivos Nacionales, custodio de los registros presidenciales, pero se negó a entregar muchos otros.
Finalmente, y ante el riesgo de que la seguridad nacional se viera comprometida, el Departamento de Justicia obtuvo una orden judicial, y durante el allanamiento a Mar-a-Lago encontró más documentos ultrasecretos.
Larry Pfeiffer, exfuncionario de inteligencia, dice que la situación con los documentos de Trump es muy diferente a la que vivió mientras trabajaba en el gobierno.
Pfeiffer recuerda que durante sus tiempos como jefe de gabinete de la CIA, se produjeron varios casos de archivos clasificados que aparecían en el lugar equivocado de la biblioteca presidencial.
“Simplemente ocurre”, señala Pfeiffer, actual director del Centro Michael V. Hayden de Inteligencia, Política y Seguridad Internacional de la Universidad George Mason. “Alguien se equivoca, y después las cosas se encuentran.”
Según Pfeiffer, lo más probable es que ese sea el caso de los documentos clasificados que se encontraron en una oficina utilizada por Biden en el Centro Penn Biden para la Diplomacia y el Compromiso Global después de que terminó su mandato como vicepresidente.
Los abogados personales de Biden descubrieron los documentos y se comunicaron con la oficina del abogado de la Casa Blanca, y al día siguiente el personal de los Archivos Nacionales pasó a buscar esos papeles.
Esa situación parece responder “a un error común y corriente” que fue manejado “al pie de la letra como debe ser, según los manuales” señala.
Sin embargo, el exespía recomienda que el gobierno revise los mecanismos de traspaso de documentos durante la transición entre dos gobiernos. Pasaron seis años desde que Biden dejó de ser vicepresidente, o sea que esos archivos clasificados estuvieron demasiado tiempo en el lugar equivocado.
“Y eso no es bueno, sin importar quién lo haga”, dice Pfeiffer.
Los archivos fueron encontrados en noviembre en el Centro Penn Biden, pero su existencia se hizo pública recién esta semana. Tras el hallazgo, los abogados de Biden también ordenaron realizar una búsqueda en otras propiedades. La búsqueda terminó el miércoles por la noche, y según Richard Sauber, abogado del presidente, se encontraron más documentos marcados como “clasificados” en el hogar de Biden en Wilmington, Delaware.
Después del primer hallazgo, el fiscal general Merrick Garland le solicitó a un fiscal federal que investigara el asunto, y los republicanos de la Cámara Baja ya han avisado que harán lo propio.
El legislador republicano James Comer, nuevo presidente de la Comisión de Supervisión y Responsabilidad de la Cámara de Representantes, el martes envió una carta a la Casa Blanca para decir que la comisión que preside investigará “la no devolución de documentos vicepresidenciales por parte de Biden, incluidos los archivos marcados como altamente clasificados”.
“A la Comisión le preocupa que el mal manejo de documentos clasificados por parte del actual presidente Biden haya comprometido fuentes y mecanismos de gobierno”, dice Comer en su carta.
El jueves, Biden garantizó su “cooperación absoluta” con el Departamento de Justicia. Anteriormente, dijo haberse “sorprendido” al enterarse de que los documentos habían quedado en sus anteriores oficinas. También buscó aclarar que desconocía el tipo información contenido en esos archivos y dijo que cuando los encontraron, su equipo “hizo lo que tenía que hacer”.
Matthew Miller, exvocero del Departamento de Justicia que el año pasado cumplió funciones en el Consejo de Seguridad Nacional de Biden, dijo que este episodio no habría sido noticia si no fuera por la investigación simultánea sobre los manejos de Trump.
“Si hubiese sabido de la existencia de esos papeles, el Centro Penn Biden habría llamado de inmediato a los Archivos Nacionales y la cosa terminaba ahí”, señala Miller.
El exfuncionario agrega que la situación es un recordatorio de que “el gobierno clasifica demasiados documentos como ultrasecretos”, y agrega que de todos modos “todavía nadie encontró una buena solución” para el manejo y devolución de ese material sensible cuando un funcionario de alto rango abandona su cargo.