Primer test del año para Massa: atraer a los inversores privados al canje de deuda esta semana
El inicio de 2023 será, como todo el resto del año, bien intenso para el ministro de Economía, Sergio Massa. No pasarán 48 horas hábiles desde el brindis de fin de año e inicio del nuevo que enfrentará su primer gran test en el mercado: atraer a los inversores privados al canje de deuda lanzado sobre el cierre del 2022.
Tras haber concluido el programa financiero de 2022 con un colchón de financiamiento por $700.000 millones, Economía convocó para el próximo martes a una operación de conversión de títulos en pesos para despejar, en una primera etapa, la alta concentración de vencimientos del primer trimestre.
En ese período, las obligaciones trepan a $4,2 billones, de los cuales se estima que entre 50% y 60% se encuentran en manos del propio sector público, entre bancos oficiales, el FGS de la Anses y el Banco Central. De esta manera, la operación tiene un piso mínimo garantizado.
Sin embargo, la señal a la que estará atento el mercado será el nivel de participación de los privados. Y también qué capacidad de estirar plazos tendrá Economía: a tono con la demanda del mercado, el menú de bonos ofrecidos vence antes de las elecciones de octubre, con la excepción de un bono dual que se extiende a febrero de 2024. Qué adhesión logrará ese título, que en principio se descuenta baja, será un buen indicador de la incertidumbre que genera el futuro manejo de la deuda en pesos.
Descomprimir la “torre” de enero es el objetivo más urgente y, según los analistas, puede resultar accesible: si bancos y fondos comunes vuelcan apenas la mitad de sus tenencias, Massa podrá cancelar el resto -poco menos de $300.000 millones- con los fondos obtenidos en diciembre. No queda claro, eventualmente, cómo el mercado interpretaría un resultado en esa línea ya que, a medida que avance el año, los riesgos crecen y las “paredes” de vencimientos acumulados antes de las elecciones serán cada vez mayores.
“Está difícil, como todo en 2023. En las últimas licitaciones se destacó el gran interés del sector público y poco del sector privado. Claro que dependerá también de las condiciones de la emisión”, dijo Martín Polo, jefe de Research del Grupo Cohen.
“Si es por la visión de mercado, quizás el que entre opte por instrumentos cortos, dado que los mayores riesgos aparecen ya entrado el segundo trimestre y van a ser emisiones de corto plazo, que irán cargando una montaña de vencimientos hasta las elecciones” agregó el economista.
Lo cierto es que, además del colchón en efectivo acumulado, Sergio Massa cosechó otros “logros” que le dan algo de oxígeno. Por caso, el fortalecimiento de reservas gracias al dólar soja 2 -compró más de USD 2.000 millones en las últimas cinco semanas- y la “estabilización” de la inflación.
Cuánto durará ese oxígeno dependerá, en definitiva, de cuántas reservas en divisas logre retener durante el verano el BCRA, tras los fuertes pagos de deuda en dólares en un contexto de ingreso mínimo de divisas al menos hasta marzo. El 9 de enero debe afrontar el pago de intereses de los bonos surgidos de la reestructuración del ex ministro Martín Guzmán por USD 1.100 millones, además de los pagos al Fondo Monetario que ya desembolsó el dinero para cerrar el asiento contable previsto en el acuerdo.
“El panorama de enero luce ahora menos amenazante que hace un mes”, dijo Nicolás Cappella, analista del Grupo IEB, quien anticipó que de todos modos el Banco Central tendrá durante todo 2023 un rol muy activo en el mercado de deuda, lo que obligará a Finanzas a diseñar, tal como anunció, sucesivos canjes.
“Creo que en 2023 veremos más compras del BCRA y más canjes”, estrategia que consideró no ‘viene gratis’, ya que en última instancia es emisión monetaria en cubierta para financiar al Tesoro”, agregó.
De hecho, en diciembre, esa emisión totalizó, según cálculos de Aurum Valores, $710.000 millones, el mismo monto que Massa obtuvo de financiamiento en el mercado. Las vías de emisión indirecta fueron la compra de bonos en el mercado secundario por $260.000 millones, un monto similar vía la migración de bancos desde Leliqs a los bonos licitados y la compra de DEGs al Tesoro por $200.000 millones a principios de mes.
Esa cuenta no incluye la emisión asociada al dólar soja 2, que sumó otros $580.000 millones a la montaña de pesos que deberá absorber el Banco Central. Otro enorme desafío para el año que acaba de empezar, para mantener bajo control el ritmo de inflación y consecuentemente de devaluación.