La inflación se acercó al 7% en agosto: el Gobierno apuesta a no devaluar para evitar que se acelere y las consultoras prevén 3 dígitos a fin de año
Termina otro mes de fuerte incremento de los precios, que acumula casi 80% en el último año; las alternativas que evalúa Economía y las advertencias de los analistas sobre la dinámica de los próximos meses.
El equipo económico se prepara para recibir un balde de agua fría con la inflación de agosto, que rondará el 6,5% y el 7% y apunta a terminar en el 100% como escenario base si no se acelera la devaluación del tipo de cambio oficial.
En el Palacio de Hacienda desmintieron una vez más la intención de devaluar en el mercado oficial que dejaron trascender fuentes ligadas al Kirchnerismo más duro- en un ejemplo de que la tregua en el oficialismo es muy precaria- y afirman que un movimiento de este tipo solo empeoraría el escenario y colocaría el índice de precios al consumidor en los dos dígitos mensuales.
Por esta razón, cerca del ministro Sergio Massa afirmaron que es “mentira” que haya una depreciación inminente y sus colaboradores reiteraron que el camino que pretenden transitar es el de bajar el déficit fiscal y acumular reservas para mejorar las expectativas en unos meses y que la brecha cambiaria disminuya, o que al menos no crezca. Sin anclas nominales o políticas fuertes, rezan al financiamiento externo y a un acuerdo con el campo que por ahora no se vislumbra.
Mientras tanto, indicaron en el Palacio de Hacienda, el sendero será complejo y hostil, sobre todo a medida que se acelera el calendario preelectoral.
“Mientras el ministro prepara su viaje a Estados Unidos para pasar la gorra la semana próxima, Máximo y otros referentes insultan a Washington”, se lamentó un economista del oficialismo y ex funcionario nacional.
Desde la oposición la mirada de los economistas de Juntos por el Cambio es similar en términos de diagnóstico, pero no del método: sugieren desdoblar formalmente el mercado cambiario con un dólar comercial y otro financiero para obtener algunas ventajas fiscales y más liquidación por parte del agro, luego del fracaso del “dólar soja”. Semana a semana, los equipos de economistas del PRO, la UCR y la CC monitorean la dinámica de la crisis para aconsejar a sus referentes e ir moldeando, de a poco, la base de un futuro plan de Gobierno; saben que es difícil armar previsiones macroeconómicas en un escenario político tan volátil.
Rumbo al 100%
En principio, casi no hay consultores privados que no crean que la inflación de este año esté muy por debajo del 100 por ciento. “No hay anclas y la inflación se encamina a los 3 dígitos: semana a semana rompen todo los instrumentos de política económica”, señaló Marina Dal Poggetto.
La fundadora de ECO GO detalló que a la inercia de julio (7,4% de inflación) se sumó el aumento en las prepagas, transporte público, colegios y combustibles este mes. La suba de los alimentos consumidos fuera del hogar fue del 8% y dentro del hogar del 6 por ciento.
Camilo Tiscornia, socio de C&T, señaló que este mes la suba de precios rondará el 6,5%, una cifra en la que coinciden la mayoría de sus colegas que efectúan relevamientos mensuales.
“Las tasas de interés más altas, el tratar de reducir el déficit fiscal y el no recurrir a los adelantos del Banco Central van en la dirección correcta. Pero en estos meses se dispararon muchos mecanismos de indexación (empezando porque mueven más rápido el dólar oficial) que le dan mucha inercia a la inflación, más allá de todo lo que ya emitieron”, advirtió Tiscornia.
“Si suponemos una inflación del 6,5% en agosto y estimamos 4% en promedio hasta fin de año, da 82%, una cifra que ahora luce inalcanzable. Con 5% mensual da 89% anual y con 6% mensual, 97 por ciento”, detalló Tiscornia.
Isidro Guararucci de FIEL, que estimó el 112% de inflación para este año, afirmó que los meses próximos no serán más benignos en materia de precios por una serie de ajustes pendientes –como la suba de la medicina prepaga y la de tarifas a partir de septiembre, entre otros regulados- y el deslizamiento cambiario.
Con la cifra de agosto, que el Indec confirmará a mediados del mes próximo, la inflación habrá alcanzado un 56% desde enero y del 78% en el último año.
“En la base de comparación ya quedan atrás los meses con meses ‘buenos, por lo que todo lo que queda va a empeorar la medición anual”, advirtió el economista de FIEL. Al respecto, precisó que la última parte del 2021 exhibió una inflación promedio del 4% mensual.
Desde Analytica, la proyección es del 6,4% para agosto y del 92,8% anual para diciembre. “Este dato anual supone que la tasa de depreciación del peso sigue subiendo pero sin que haya en ningún mes un fuerte salto”, aclaró su director, Claudio Caprarulo.
En un informe, Analytica señaló que “en la agenda de Massa figura como meta final reducir la inflación y, de este modo, hacer que el peronismo cuente con alguna chance concreta de pelear las elecciones de 2023. Pero para ello, junto con el ajuste fiscal que esta semana empieza a visibilizarse, es crítico que se reduzca la brecha cambiaria”.
“Consolidarse en una meseta del 100%, como se observa desde su asunción, es una misión imposible. Ninguna consolidación fiscal o monetaria sustentable, y menos aún una baja de la inflación, pueden ocurrir en este escenario”.
“Los riesgos son claros. Por un lado, con estos niveles de brecha se están incubando las condiciones para un nuevo rebote inflacionario ya que los precios de los bienes siguen rezagados respecto a la evolución del dólar bursátil. Por otro, si crece la percepción de cambio de signo político para fines de 2023 aumentan las probabilidades de una unificación cambiaria (con devaluación incluida) y así, se podrían anticipar estas dinámicas de ajuste de los precios a la evolución de los dólares financieros de los próximos meses”, señaló.
“Este fenómeno de ‘descontar el futuro’ ya ocurrió en 2015, cuando los precios de los bienes crecieron 30% por encima del tipo de cambio oficial y la inflación importada, ante la convicción de final de ciclo del cristinismo en el poder”.
La dispersión de precios
En promedio, “los precios de los bienes, corregidos por la inflación de los Estados Unidos, evolucionan en línea con el tipo de cambio oficial, y están estables desde enero de 2020. Esto es sorprendente, ya que la economía fue afectada por tres grandes shocks: la pandemia; el fortísimo aumento de los términos del intercambio y el salto de la brecha cambiaria”.
“Esta evolución resulta muy diferente a la observada entre 2012 y 2015, la anterior referencia de cepo cambiario; entonces, en apenas 14 meses (octubre 2014-noviembre 2015) los precios de los bienes subieron 30% por encima de la devaluación oficial y del crecimiento de los precios importados, anticipando una corrección del tipo de cambio en línea con los niveles de brecha observados en ese entonces, del orden de 65 por ciento”.
Por el lado de los servicios no regulados, “desde mediados del 2021 subieron por encima de la variación del dólar oficial. El impulso fue muy influenciado por el rubro restaurantes y hoteles, a partir de la apertura pospandemia. En tanto, los servicios regulados ajustan naturalmente por debajo, dado el retraso tarifario”, precisó la consultora de Ricardo Delgado.
En esta sintonía la consultora Abeceb de Dante Sica señaló que “no hay medidas para acotar el componente inercial de la inflación y coordinar las expectativas de precios, tipo de cambio y salarios. El resultado del stand-by de Macri nos anticipa cuál puede ser el problema: las medidas monetarias no impidieron que la inflación escalara al 50 por ciento”. Según Abeceb, “es improbable que se logre un mínimo de estabilidad sin definir una política cambiaria consistente”.
“La aceleración de la inflación en julio y agosto indica que los precios se vienen ajustando en función de una expectativa de tipo de cambio oficial más elevado. Como los precios no van a bajar, lo que se tiene que ajustar es el tipo de cambio. Corregir ordenadamente el tipo de cambio es clave para coordinar expectativas en un escenario de estabilidad. De lo contrario van a seguir primando las estrategias de cobertura con atraso de liquidaciones y aumentos preventivos de precios”, afirmó.
Al respecto, PxQ indicó en su informe “Sin dólares no hay paraíso” que es improbable que “se logre un mínimo de estabilidad sin definir una política cambiaria consistente. La aceleración de la inflación en julio y agosto indica que los precios se vienen ajustando en función de una expectativa de tipo de cambio oficial más elevado. Como los precios no van a bajar, lo que se tiene que ajustar es el tipo de cambio”
“Corregir ordenadamente el tipo de cambio es clave para coordinar expectativas en un escenario de estabilidad. De lo contrario van a seguir primando las estrategias de cobertura con atraso de liquidaciones y aumentos preventivos de precios”, señaló la consultora de Emmanuel Álvarez Agis, muy escéptico también en privado sobre la estrategia cambiaria -y política- del Gobierno.